Existen alimentos, condimentos, ingredientes y hierbas que resultan casi obligatorios tener siempre a mano. Este es el caso de la cola de caballo, muy digestiva, el queso fresco para acompañar una deliciosa ensalada o la leche condensada para apostar un toque de dulzor a nuestros postres.


COLA DE CABALLO
Esta hierba se ingiere en infusiones y sus aplicaciones medicinales y terapéuticas son amplias y muy beneficiosas. Su alto contenido en sales de potasio, sapónidos y flavonoides es buena en el caso de padecer retención de líquidos, así como otras dolencias relacionadas con el aparato urinario: inflamación en la vejiga, cistitis, cálculos renales, etcétera. Asimismo, la cola de caballo refuerza las articulaciones y los huesos y es buena para curar hemorragias: su cantidad de taninos está indicada para cerrar heridas que sangran y frenar hemorragias nasales. También se encuentra indicada para aquellas personas que quieren fortalecer el cabello y las uñas y quieren perder peso porque ayuda a desprenderse de las toxinas, recuperando el equilibrio corporal


CLAVO
EL nombre de esta especia procede de la palabra latina "clavus" ya que el capullo de la planta de la cual procede recuerda,
precisamente, a esta forma, y su cultivo se localiza en áreas del litoral mediterráneo, en concreto en aquellas que son ricas en elementos y están húmedas. Dado que es muy aromática (este efecto se suaviza una vez cocinado), habrá que vigilar su uso si luego no queremos llevarnos sorpresas desagradables. Entre fogones se presta a diferentes posibilidades, ya que se perfila como el acompañamiento perfecto tanto de platos salados como dulces: arenques en escabeche, pastel de pollo, jamón glaseado, conejo guisado, tarta de manzana o plátano asado, entre otros.



LECHE CONDENSADA
Es uno de los ingredientes fundamentates de muchos platos de repostería y, aunque representa una "deliciosa debilidad" para los paladares mas golosos, es importante recordar el hecho de que se trata de un alimento muy energético dada su importante cantidad de azucares. De hecho, su contenido mínimo de grasa se sitúa en un 9%. Y aunque existen versiones desnatadas que reducen la cantidad de grasa que aportan al organismo, no ocurre lo mismo con las calorías que acaba ingiriendo el cuerpo. Por lo tanto, su degustación deberá vigilarse en cualquier caso.



VINAGRE
EI vinagre procede del proceso de fermentación acética que se deriva de utilizar la manzana y el vino. De sabor agrio, su empleo se encuentra estrechamente Iigado a la elaboración de ensaladas ya que, por lo general, lo habitual es aliñar este plato con vinagre, aceite y sal. Asimismo, es un ingrediente muy importante de los marinados, los encurtidos y los escabeches ya que actúa como conservante.
Pero más allá de este uso meramente culinario, también posee propiedades medicinales: ante la picadura de un mosquito o una medusa es posible aplicar un chorrito sobre la piel para que la inflamación se descongestione poco a poco. Por otra parte, es habitual el empleo de vinagres aromatizados, elaborados a partir de distintas hierbas, como el tornillo o el romero. Se trata, pues, de un ingrediente muy versátil.



GALLETAS
En el desayuno, a la hora de la merienda o como ingrediente de deliciosos postres como el tiramisú.
¿Quien no ha comido alguna vez galletas? Estamos ante un alimento que tiene a sus espaldas 10.000 años de historia y que las legiones del pueblo romano ya ingerían como parte de sus provisiones habituales. En el viejo continente su proceso de industrialización, que derivaría en una producción masiva, tuvo lugar a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Aunque sus ingredientes básicos son el azúcar, los huevos, la harina y la mantequilla, las posibilidades a las que se presta a la hora de elaborarlas son diversas. EI resultado es que existen galletas saladas, dulces, rellenas de mermelada, de chocolate, con frutos secos, etcetera.




QUESO FRESCO
Rico en calcio, fósforo, magnesio y vitaminas del grupo A, S, Y D, el queso fresco en un alimento que destaca por su aporte calórico bajo (100 calorías por cada 100 gramos ingeridos) y una amplia versatilidad en la cocina: aunque se puede disfrutar de el como entrante o aperitivo, resultará mucho mas delicioso si decide utilizarse como ingrediente de una ensalada o junto a un puñado de frutos secos (o cereales), dulce de membrillo, fruta o una cucharada de miel. En el frigorífico, se recomienda colocar en la parte más alta y, dado que su elevado contenido en agua favorece la aparición de bacterias y hongos, lo mejor es consumirlo lo más rápidamente posible. Algunas de las variedades más conocidas de queso fresco son: mascarpone, mozzarella, feta, requesón, ricotta, etcetera.





Verdadero o falso:




Frutas de otoño

Las frutas regalan variedad, color y. dulzor a nuestra dieta, al tiempo que desde un punto de vista nutricional, nos aportan energía, azucares, determinadas vitaminas y minerales en cantidades considerables y fibra. Por todo ello, su consumo diario se considera fundamental en el marco de una dieta saludable y son consideradas un grupo de alimentos básico. Tradicionalmente su consumo ha estado pautado por los ritmos propios de la naturaleza, que las ha ofrecido según sus pautas estacionales, lo cual ha dibujado un patrón de consumo determinado y, por tanto, un rasgo más de nuestra cultura alimentaria. Uvas, manzanas, palosantos e higos son figuras protagonistas de los bodegones clásicos oficiales, y su presencia en las mesas a lo largo de esta estación un hecho característico para muchas de nuestras generaciones pasadas. Sin embargo, en nuestros días, por muchos y diferentes motivos, los ritmos estacionales del consumo de alimentos del huerto ha experimentado un enorme cambio. Hoy es posible comer uva en primavera y fresas en Navidad. Lo que está en discusión es el balance entre los beneficios y los costos de esta realidad.

Falso: Lo importante es comer fruta, sin importar si es o no de la estación

Sin duda comer fruta es muy importante. Pero al consejo de añadir a diario fruta a nuestra alimentación se le añade el que esta sea de buena calidad. Esto repercute a nivel sensorial, puesto que si la fruta es buena experimentaremos mayor placer con su consumo, y por tanto, muy probablemente también, comeremos mayor cantidad. Pero también puede tener un impacto en el contenido nutricional, puesto que una fruta recolectada en su justa punto de madurez y que ha experimentado pocas manipulaciones, muy probablemente tendrá también un contenido en nutrientes más óptimo. y, sin duda, consumir fruta de la estación es una regla de oro cuando lo que pretendemos es consumir fruta de calidad.

Verdadero: Las frutas de otoño son muy calóricas y engordan

Es cierto que el contenido calórico de frutas como uvas, higos o palosantos es algo superior al de otras frutas. Pero la diferencia no justifica su exclusión de la dieta y más si tenemos en cuenta que, en relación al peso corporal, lo que importa de verdad es la cantidad total de calorías ingresada con todo lo que comemos a diario.


Fuente: Cocina Sana y Natural
Francesc Fossa, especialista en dietética


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